Si algo caracteriza al Art Déco es su eclecticismo. Sin embargo, no se trata de un eclecticismo cualquiera, ya puestos a dejarse influenciar, había que hacerlo a lo grande.
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Reina Nefertiti - Neues Museum, Berlin |
Nos encontramos a principios de la década de los 20. Acabamos de superar la I Guerra Mundial, y, afortunadamente, aún nos quedan seres humanos en el planeta. Venimos del siglo XIX, época que se caracterizó por los descubrimientos arqueológicos, los cuales se prolongarían en el siglo XX, y allende en el tiempo. No obstante, la arqueología de entonces no se parecía en nada a la de hoy en día. En aquellos tiempos los arqueólogos trabajaban para los museos y su cometido básicamente era el de encontrar objetos preciosos que exhibir, como las extraordinarias piezas de arte que se han podido conservar hasta nuestros días. Entender quiénes eran y a qué se dedicaban las personas de aquellas antiguas civilizaciones no era una prioridad, era una sabiduría colateral. Expolio arriba, expolio abajo, el tiempo fue pasando. Cuando entramos en el siglo XX, y superamos el primer bache bélico, seguimos rodeados e inundados de grandes descubrimientos arqueológicos. Y de ellos es de los que se va a alimentar, nutrir e impregnar el Art Déco. De columnas lotiformes del Antiguo Egipto o dóricas de la Antigua Grecia, de relieves babilónicos, de ziggurats sumerios, de artesanía africana, de esencias orientales cercanas, medianas y lejanas. Todo junto, todo revuelto, y a pesar de todo ello, salió triunfante. Si eso no es mérito por si mismo, no sé lo qué es.
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Zaria, 1920, por Aleksandra Ekster |
Pero ahí no acaban las fuentes de inspiración. Los artistas contemporáneos estaban rompiendo con todo lo establecido hasta el momento, el acadecismo estaba siendo cuestionado, la representación del objeto o la figura fidedigna no era una prioridad, para eso ya se encontraba la fotografía o el cinematógrafo. Había que reinterpretar lo que se veía, lo que se sentía, lo que se entendía, o sencilla desmontarlo todo. Y así llegaron los artistas cubistas, los simbolistas, los contractualistas y el arte abstracto, en general. ¿Y qué hizo el Art Déco? Les dio la bienvenida con los brazos abiertos, y se dejó contagiar por esta o aquella forma, por una visión o un sombreado algo diferente, por un toque que iba más allá de la exquisita representación natural de cualquier objeto o figura.
Irónicamente, mientras en el Renacimiento y durante el Neoclasicismo los edificios se dejaban a piedra vista, en el Art Déco osaron pintar algunos muros aquí y empapelar otros allá... con colores brillantes. Muchas décadas después se descubriría que todo lo que en un principio se creyó sobre la Antigüedad: piedra lisa, pulida invertida en estatuas y edificios dontando a aquellas culturas de una extraña sensación de que vivían en blanco y negro, se trataba de una visión totalmente equivocada y alejada de la realidad. El Art Déco con sus colores vibrantes se había acercado más a la realidad humana de las antiguas civilizaciones que ninguna otra interpretación artística había hecho anteriormente. Sin proponérselo, o precisamente por ello mismo, creó el movimiento de arte a nivel internacional más democrático que jamás haya existido. Después de él, el mundo se individualizó y dejamos de hablar de movimientos artísticos para pasar a nombrar a los artistas, a ser posible, con nombre y apellido. El Art Déco consistió en un movimiento que abarcó todo y, sencillamente, no tuvo miedo de acercarse a nuestra esencia, a la de todos, a la de un mundo completo y repleto de culturas que podían perfectamente interrelacionarse, y, cómo no, adaptarse a la manzana donde uno tenía su casa.
Fuentes de documentos gráficos:
Reina Nefertiti -
Mark Andrew Holmes
Zaria de Aleksandra Ekster -
Elizabeth Phillips
O sea, ¿que fue el último movimiento entendido como tal? ¿A partir de ahí el arte se entendió sólo a partir de los nombres de los artistas? Qué interesante...
ReplyDeletePodría haberlo matizado un poco mejor, pero grosso modo, sí.
DeleteEl Art Déco abarcó arquitectura, escultura, pintura, orfebrería, moda, mobiliaria, diseño de interiores y todo lo que te puedas imaginar que se pueda diseñar y/o crear: fotografía, cine, música, danza, filosofía (de la vida), literatura, objetos del hogar, etc.
A medida que el movimiento se fue diluyendo, ya no le sucedió ningún otro que abarcara tanto y de forma tan clara.
Aunque se pueden seguir "encasillando" artistas dentro de movimientos, digamos que es un convencionalismo para contentar nuestra manía de ponerle etiquetas a todo, pero es el nombre del artista el que cuenta, independientemente de a qué movimiento pertenezca. Ya no se crea escuela, por así decirlo, aunque un artista pueda influir en varios otros.